El
universo permanece en un constante proceso de cambio y renovación.
Nosotros también estamos expuestos a experimentar todo tipo de
transformaciones a nivel personal y profesional.
Hay
cambios que son circunstanciales, producidos por situaciones que se
presentan sorpresivamente, y que nos llevan a tomar decisiones casi
obligadas, que enfrentamos, donde sólo nos queda aceptar y tratar de
sortear los imprevistos de la mejor manera, para convertirlos en una
oportunidad de aprender y crecer sin dejarnos afectar profundamente por
ellos. Manteniendo una actitud entusiasta, un optimismo realista y mucha
creatividad podremos sobrellevar esta etapa con más facilidad para
salir airosos de ella.
También
están los cambios que nosotros mismos propiciamos, esos momentos que
llamamos de locura o más bien de lucidez esencial, donde tomamos el
timón de la vida y dejándonos llevar por nuestros sueños e ideales, nos
aventuramos muchas veces en contra de la corriente a perseguir nuestras
metas. Dejamos la comodidad y la seguridad relativa con la que vivíamos y
optamos por seguir nuestro propio curso, asumiendo el riesgo de hacerlo
en circunstancias usualmente adversas, acompañados sólo con la fe en la
Divinidad y la confianza en nosotros mismos. En este caso el talento,
la voluntad y una gran pasión, sumados a un ingrediente básico para el
alcanzar el éxito, que consiste en tener la absoluta certeza de que
triunfaremos sin importar los obstáculos que debamos enfrentar, harán la
diferencia.
Muchas veces nos dejamos llevar cómodamente por la corriente de la vida, unas veces caemos en lánguidos remansos, momentos quietos, en donde pareciera que todo se detiene y la vida se vuelve plana y hasta aburrido con el tiempo y de repente aparecen otros espacios con rápidas y peligrosas corrientes, las cuales en su momento creímos imposibles de manejar pero que de una u otra forma nos sirvieron para desarrollar fortaleza, resistencia y capacidad de permanencia. ¡La vida es una escuela!
Muchas veces nos dejamos llevar cómodamente por la corriente de la vida, unas veces caemos en lánguidos remansos, momentos quietos, en donde pareciera que todo se detiene y la vida se vuelve plana y hasta aburrido con el tiempo y de repente aparecen otros espacios con rápidas y peligrosas corrientes, las cuales en su momento creímos imposibles de manejar pero que de una u otra forma nos sirvieron para desarrollar fortaleza, resistencia y capacidad de permanencia. ¡La vida es una escuela!
Decidirnos
a crecer, aventurar y asumir el riesgo de cambiar el estilo y la dirección de nuestra vida, para buscar el éxito y salir de la
mediocridad, hará que tengamos una vida diferente. No hace falta que
seamos personas superdotadas para lograrlo, solo necesitamos algo de
talento, una pizca de suerte, confianza en nosotros mismos y en la
Divinidad, mucho trabajo y perseverancia... estos elementos nos
permitirán conseguir todo aquello que siempre hemos deseado.
Con
el tiempo, me he dado cuenta que en realidad para triunfar, mas que
tener dones y talentos muy especiales, necesitamos tener la claridad de
saber quiénes somos y qué queremos hacer el resto de nuestras vidas.
Ingredientes para el éxito
Una visión del futuro. Necesitas definir tus metas. Cuál es el lugar y la dirección hacia donde vas a dirigir tus acciones cada día. Tener una meta de largo alcance, clara, concreta y posible, te ayudará a tener una visión nítida de lo que quieres. Así, podrás enfilar tu barco en la dirección correcta, para que cuando lleguen los vientos de cambio puedas tener el timón firme. Esto te ahorrará tiempo y esfuerzo.
Crear una estrategia. Necesitas
elaborar un plan comenzando con pequeñas metas concretas, conseguirlas
te llevará a fortalecer tu confianza y a reafirmar tus capacidades para
que puedas ponerte metas más grandes con la seguridad de que también
podrás alcanzarlas. Paso a paso irás construyendo tu futuro.
Suerte y preparación. Permanece atento para que puedas reconocer las oportunidades, sólo así podrás aprovecharlas en el momento justo en que se te presentan. Tener suerte significa estar preparado para no dejar pasar una oportunidad.
Trabajo y voluntad. Una
vez que hayas establecido tu plan de acción, solo te queda ponerte en
marcha. Recuerda dar un paso a la vez, pero de forma continua y en la
misma dirección. No permitas que las cosas que suceden a tu alrededor
dispersen tu atencion. No abandones el camino, aprende a disfrutar del
trabajo y del proceso que te llevará a alcanzar el exito.
Confía en la vida. Adelante,
decide cambiar el rumbo de tu vida, envuélvete en nuevas aventuras
sabiendo de antemano que vas a triunfar y si las cosas no salen como
esperabas, habrás aprendido una nueva manera de ser más exitoso y
asertivo la próxima vez. Recuerda que eres un ser espiritual y viniste
aquí a trascender, a triunfar y a crecer, vence los miedos y las
inseguridades, ¡Atrévete a ir por tus metas y, cuando las consigas,
disfruta de tu éxito y de todo lo que Dios te regala diariamente!
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